El uso de las Parábolas

Nostalgia, charlas, comentarios

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En Búsqueda de El Todo

¿Qué tal si tratamos de recuperar el sentido de fábulas, cuentos, parábolas, poemas, dichos, etc. y de comprender el significado de algunas palabras sueltas o gestos aislados para reintegrarlos al todo?.


Pero ¿y Quién no lo Sabe?

En nuestra vida diaria no siempre caemos en la cuenta de que al tratar de resolver algún problema lo que hacemos es establecer relaciones entre aspectos del medio ambiente o las magnitudes de éstos (variables), que en un principio no parecían tener conexión.


Mientra más información tengamos sobre un área, y mejor sistematizada esté ésta en relación a otros aspectos del medio, más capaces seremos de seleccionar la información apropiada en el momento en que la necesitemos para tomar decisiones o aplicarla. Lo sepamos o no, una de las definiciones de inteligencia que se usan al elaborar las pruebas o “tests” para medirla es: la capacidad para resolver problemas.


Una vez que se establece una relación de variables de manera confiable, y de que el conocimiento sobre esto se hace público y se generaliza, nos asombra el que “alguien pueda no saberlo”; aunque la humanidad lo haya ignorado durante siglos.


¿Quién no sabe que una de las formas “más simples” de prevenir el contagio de las enfermedades infecciosas es la vacunación?. Nos parece un conocimiento obvio, pero sabemos quién y cuándo lo descubrió, cómo funciona, qué otras alternativas existen, etc.


Incluso cuando somos nosotros mismos quienes mejoramos la solución a algún problema, a veces nos preguntamos: “¿pero cómo no se me había ocurrido antes?”. Esto nos lleva a concluir que una “buena solución” no necesariamente es la “óptima”, o que la que usábamos no por ser “mala” era “pésima”.


Si nos proponemos encontrar “la mejor” forma de obtener información y procesarla, para tener un “mejor” conocimiento, ¿iremos por “el camino correcto” si no estamos tomando en cuenta el contexto en que lo haremos?: cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué.

Leyenda de San Jorge y el Dragón

Según la tradición cristiana, comprobable en multitud de pueblos, ciudades, regiones y países donde San Jorge es patrono, sin que la existencia histórica de éste sea verificable, en tiempos en que había por el mundo magos, hadas, caballeros andantes, damas y dragones, San Jorge mató a uno de éstos últimos.


Cuenta la leyenda que en una ocasión en que el dragón tenía cautiva a la población de Silea, en la provincia de Libia, una dama pudo escaparse y pidió ayuda al joven santo.


San Jorge inmediatamente se puso su armadura y tomó su lanza y su espada, pero una de esas hadas que en todo tienen que meter su cuchara le sugirió que antes de enfrentar a la bestia consultara a un mago, que era amigo suyo y vivía por allí cerca.


El mago, después de analizar detenidamente la personalidad del santo, le advirtió que sus verdaderas armas tanto ofensivas como defensivas no eran la espada y la lanza, sino las que llevaba en su interior; y que el punto débil del dragón estaba en su aliento. Por último, le aclaró que su triunfo sobre el monstruo no sería completo mientras no derramara sangre de éste.


San Jorge planeó concienzudamente la batalla y se presentó ante la bestia con una serie de argumentos bien organizados para resolver el conflicto, con los que la convenció de que “lo mejor para todos” (negociación “ganar-ganar”) era que se mudara a otra región, y de que le permitiera hacerle alguna pequeña herida con la espada, para darle algo de realismo a la situación. Y, ¡oh, milagro!, al caer al suelo las primeras gotas de sangre del dragón se convirtieron en siete rosas, que nuestro caballeroso Santo recogió, y con una encantadora reverencia entregó a su damisela.


Desde entonces el 23 de abril de cada año se celebra en muchos países del mundo el día de San Jorge, regalándoles rosas a las doncellas.


¿La Rosa de Guadalupe?. Algo así, pero a nivel internacional y sin televisión o Legionarios de Cristo tratando de convencernos a los mexicanos de la existencia de Juan Diego, o de la santidad del fundador de su congregación: “san” Marcial Maciel, o de la de su alcahuete institucional, San Juan Pablo II.


El que los personajes de nuestro cuento sean seres inexistentes: hadas, magos, dragones o santos ¿hace que las enseñanzas o mensajes del mismo carezcan de validez?.


El Uso de las Parábolas

Hui Zi está siempre usando parábolas, se quejó alguien al príncipe de Liang, y si su Majestad le prohíbe hablar en parábolas no sabrá explicarse con claridad.

- El príncipe asintió.

Al día siguiente, el príncipe vio a Hui Zi.

- Desde ahora, le dijo, haga el favor de hablar de manera directa, y no en parábolas.

- Supongamos que hay un hombre que no sabe lo que es una catapulta, replicó Hui Zi. Si pregunta cómo es y su Alteza le dice que una catapulta es como una catapulta, ¿comprenderá él lo que su Alteza quiere decir?

- !Claro que no!, respondió el príncipe.

- Pero supongamos que su Alteza le dice que una catapulta es como un arco y que su cuerda está hecha de bambú ¿no le comprenderá mejor?

- Sí, será mucho más claro, admitió el príncipe.

- Comparamos algo que un hombre ignora con algo que conoce para ayudarle a comprender, dijo Hui Zi. Si no me permite usar parábolas, ¿cómo puedo aclararle las cosas a su Alteza?

El príncipe convino en que Hui Zi tenía razón.

Liu Xiang (China, 77-6 a.E.C.)

Caminos que se bifurcan

“Je T´aime, Lui Dit la Fleur.”

“-Mais oui, je t’aime, lui dit la fleur. Tu n’en as rien su, par ma faute. Cela n’a aucune importance. Mais tu as été assi sot que moi. Tâche d’être heureux ...”

Le Petit Prince

Antoine de Saint Exupéry

Te Amo, Dijo la Flor.

-Pues sí, te amo -dijo la flor. Tú no lo has sabido por culpa mía. Esto no tiene ninguna importancia. Pero tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz ...

El Principito

Antoine de Saint Exupéry


Dos Cazadores de Gansos Salvajes

Dos hermanos, al ver aproximarse una bandada de gansos salvajes, prepararon sus arcos.

-Si cazamos uno de estos gansos -dijo uno de ellos- lo prepararemos en adobo.

-No -dijo el otro- eso es bueno para preparar los gansos cazados en tierra, pero los muertos en pleno vuelo, deben asarse.

Para solucionar esta discusión, se dirigieron al jefe de la aldea.

-Corten el ganso por la mitad -aconsejó el jefe- y así cada cual puede prepararlo a su gusto.

Pero cuando los dos cazadores estuvieron listos para disparar, ya los gansos se habían perdido en el horizonte.

Liu Yuanqing (s. XV E. C.)


“One hand cannot clap.” Hindustani saying

Una mano no puede aplaudir. Dicho de la India


El Ciego y el Cojo

Cierto país fue invadido por el enemigo.

Cuando un cojo se lo comunicó a un ciego, éste cargó al cojo a sus espaldas y escaparon juntos.

Lo hicieron aprovechando lo mejor de cada uno.

Huai Nan Zi (s. II o I a.N.E.)

Y quedó rastro....