Artistas Gringos en Iturbide
Nostalgia ...
Artistas Gringos
Artistas Gringos en Iturbide
A principios de los años setentas una pareja de pintores norteamericanos viajaban al norte de México con sus estudiantes, donde les ofrecían cursos de verano. En 1976, al terminar el curso que ofrecieron en Saltillo y Arteaga, Coahuila, se tomaron un “descanso” en Iturbide, N.L.
En el invierno de ese año enviaron a Armando Torres de la Peña, su anfitrión en Iturbide, como dueño del hotel en el que se hospedaron[7], un folleto en el que describen su experiencia e incluyen algunos de sus bosquejos en señal de agradecimiento y felicitación por fin de año.
Aquí presentamos un resumen del texto y los esbozos que ofrece de San Pedro de Iturbide.
Rough Sketches on Iturbide
by a Gringo Artist, Reese Kennedy[6]
“Itubide, Nuevo Leon, Mexico – What a delightful little town!
San Pedro de Iturbide, to use its full name, is high in the mountains between San Roberto junction and Linares.
The high-way was officially dedicated in 1961 and all the recent guide books praise the scenic grandeur of the route, yet relatively few tourists travel it. Of those who do, none seems to find Iturbide worth a stop.”
¡Qué pueblecito tan encantador!
San Pedro de Iturbide, para emplear su nombre completo, está en lo alto de las montañas, entre el entronque de San Roberto y Linares. La carretera fue oficialmente puesta en servicio en 1961, y todas las guías turísticas recientes elogian el esplendor escénico de la ruta, sin embargo relativamente pocos turistas la transitan, y de los que lo hacen ninguno parece encontrar que Iturbide valga la pena de detenerse.
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“The tiny hotel would not rate a recommendation from the tourist guides. Our room opens on a balcony overlooking the patio. Although peace and tranquility prevail, it can hardly be described as quiet. The hundreds of roosters start a very conscientious job of greeting the dawn at about 4 a.m. and continue until the morning is well underway. They are aided by an occasional braying burro or barking dog.
Habits die hard. The first morning here I was startled awake by what I thought was a telephone ring. As I became awake I realized where I was and that it was a rooster crowing.
All of the rooms of the hotel look onto the patio. The stone benches and table are in harmony with the rugged mountains surrounding the village. Centered on the table is an immense circular stone originally used, I assume, for grinding corn. The few square yards of earth and innumerable pots contain a profusion of flowers and plants.”
El pequeño hotel no ameritaría un elogio de las guías turísticas.
Nuestro cuarto da hacia un corredor que mira al patio. Aunque reinan la paz y la tranquilidad, difícilmente puede describírsele como silencioso. Cientos de gallos principian cerca de las 4:00 a.m. un trabajo muy concienzudo de salutación al alba, y continúan hasta bien avanzada la mañana. Son apoyados por el rebuzno ocasional de un burro o ladridos de algún perro.
Las costumbres son tercas. La primera mañana aquí fui sobresaltado por lo que pensé era el timbre de un teléfono. Cuando desperté me di cuenta de dónde estaba y de que lo oído era el canto de un gallo.
Todos los cuartos del hotel dan hacia el patio. Las bancas y la mesa de piedra están en armonía con las escabrosas montañas que rodean la Villa. Centrada en la mesa está una inmensa rueda de piedra, que supongo originalmente fue utilizada para moler granos. Los pocos metros cuadrados de tierra e innumerables macetas contienen una abundancia de plantas y flores.
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“La Golondrina is a small bird with a deep iridescent indigo back and a tan to burnt-orange breast. They sweep and dart throughout the patio. At least one pair is building a mud nest beneath the balcony.
This winter when the class schedules get hectic and deadlines and obligations start pressing, I hope I can remember 6 a.m. in Iturbide. If so, that memory will do nicely in place of a session of transcendental meditation.
Unlike in the larger cities and more touristed places, the children here in the village of Iturbide are polite, even shy, at first.
The children are excellent tutors in Spanish, very helpful and patient. We have learned that pointing to something in our sketch and asking, “Como se dice en espanol?” or “How do you say that in Spanish?” is a great way to increase our very limited vocabulary.”
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“La Golondrina” es un pájaro pequeño con dorso de un índigo tornasolado profundo y pecho entre naranja y canela tostado. Revolotean en el patio y salen disparadas. Por lo menos una pareja está haciendo su nido de lodo bajo el corredor.
Cuando el programa de clases se ponga agitado este invierno y las fechas límite y responsabilidades principien a presionar, espero poder recordar a Iturbide a las 6:00 a.m. Si es así, servirá en lugar de una sesión de Meditación Trascendental.
A diferencia de los niños de las grandes ciudades y lugares más turísticos, los de aquí de la Villa de Iturbide son atentos y al principio hasta tímidos. También son excelentes maestros de español, muy serviciales y pacientes. Hemos aprendido que con señalar algo en nuestros bosquejos y preguntar “¿Cómo se dice en español?”, o “ How do you say that in Spanish?” es una muy buena forma de incrementar nuestro escaso vocabulario.
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“The sketch is from our room overlooking the plaza and the “iglesia” or church. This is the center of activity as in most Mexican towns. From abaut 4 to 10 p.m. there will be a mass of children playing wildly.
Obviously the children are healthy. Nutritionists say the beans and corn basic diet gives Mexico the best-fed poor people in the world.”
El boceto fue hecho desde nuestro cuarto, pues también da a la plaza y a la Iglesia. Como en la mayoría de los pueblos mexicanos, éste es el centro de actividad, y de 4 a 10 p.m. se reunen multitud de niños a jugar desordenadamente.
Obviamente los niños son saludables. Los nutriólogos dicen que la dieta básica de frijol y maíz da a México la gente pobre mejor alimentada del mundo.
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“The sketch of a back yard off “Main Street” in Iturbide shows a variety of roofing materials. Though many of the new homes have cast concrete roofs, corrugated tin is common.
Some of the older buildings of Iturbide are built of a soft cut stone of a beautiful creamy color. The natural stone of the area doesn’t seem to be used for building although there are miles and miles of stone fences laid without mortar.
Bright colors decorate most exteriors and the manner of trimming the corners and windows with a stong color makes the small size of the homes seem even tinier.”
El dibujo de un traspatio, cerca de la “calle principal” en Iturbide, muestra la variedad de materiales utilizados para techar. Aunque muchas de las casas nuevas tiene techos de vaciado, son comunes los techos de lámina corrugada.
Algunos de los edificios más antiguos de Iturbide están construidos con piedra caliza de un hermoso color crema, parece que la piedra de la región en su estado natural no se emplea en la construcción, aunque hay millas y millas de cercas de piedras puestas unas sobre otras sin mezcla.
La mayoría de los exteriores se pintan con colores claros, y la forma de adornar los bordes de las casas y las ventanas con colores más subidos hace que las casas, de tamaño pequeño, parezcan todavía más pequeñas.
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“The Mexicans love for flowers is well krown, and flowers obviously love Mexico. The huge size of the dahlias here in Iturbide is remarkable. While walking at the edge of town, I passed a hovel of incredible squalor. Through the open doorway I could see the little table had a floral centerpiece that would do honor to a queen’s table.
By many people’s standards, Iturbide would be a poor place to vacation. The hotel is a far cry from the luxury accommodations Norte Americanos have become used to and the town has no “proper” place to dine. We have prepared all our meals in our room.
There are other negative aspects. A raucous loudspeaker outside our window jars us with frequent transmissions of announcements or scratchy records. Years of teaching in a third-floor classroom and living in a three-story building haven’t prepared our legs and lungs adequately for these hills and this 6000 foot altitude. There are no souvenirs to buy or crafts to enjoy. Despite the disadvantages, Iturbide will be a special place in my memory . The quiet pace and relaxed atmosphere have permitted a contemplative kind of painting and drawing that I had long forgotten. I feel I have seen a glimpse of the Mexican people and their everyday life not visible in the tourist centers.”
Es bien conocido el amor de los mexicanos por las flores, y es obvio que las flores aman a México. Es notable el tamaño enorme de las dalias aquí en Iturbide. Mientras caminaba por las orillas del pueblo pasé por una choza de increíble miseria, y por la puerta abierta pude ver que en la pequeña mesa había un centro floral que hubiera hecho honor a la mesa de una reina.
De acuerdo a los estándares de mucha gente, Iturbide sería un pobre lugar para vacacionar. El hotel está muy lejos de los hospedajes de lujo a que los norteamericanos se han acostumbrado, y el pueblo no tiene ningún lugar “adecuado” para comer. Nosotros hemos preparado todas nuestras comidas en el cuarto.
Hay otros aspectos negativos. Un altavoz estridente fuera de nuestra ventana nos sobresalta con sus frecuentes transmisiones de anuncios y discos chirriantes. Los años de enseñanza en un salón en el tercer piso y el vivir en un edificio de tres pisos no han preparado adecuadamente a nuestras piernas y pulmones para estas lomas y altitud de 1,460 msnm. Tampoco se pueden comprar souvenirs o disfrutar de artesanías.
A pesar de estas desventajas, Iturbide será un lugar especial en mi memoria. El ritmo lento y la atmósfera relajada me han permitido un tipo de pintura y de dibujo contemplativo que hacía mucho había olvidado.
Siento que he visto un destello de la gente de México y de su vida cotidiana que no es visible en los centros turísticos.
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“One accepts ego-gratifications wherever he can find it. I’m not ashamed to admit to a thrill of pride when a 10 year urchin enthusiastically cries “muy bonito” when looking at my painting.
Maybe the air in Iturbide isn’t uniquely brisk and clear. Perhaps the clouds don’t cling to the mountain in a special way. It might be that life here doesn’t have a distinctive charm and grace. Maybe the children with their cries, “Pinta me”, “Pinta nos” (paint me, paint us) don’t really exhibit a real affection for the gringo artists. Maybe MY Iturbide doesn’t really exist. Perhaps I made it up. Or perhaps it is like all places if one would take time to look with a perceptive eye and a responsive heart.”
Uno acepta la gratificación del yo dondequiera que pueda encontrarla. No tengo empacho en aceptarla con cierto orgullo cuando un niño travieso de diez años grita entusiasta “muy bonito” mientras mira mi pintura.
Tal vez el aire de Iturbide no sea excepcionalmente claro y fresco. Acaso las nubes no se mantengan cerca de las montañas de forma especial. Puede ser que la vida aquí no tenga gracia o encanto distintivo. Quizá los niños con sus gritos de “pinta me”, “pinta nos”, (paint me, paint us), realmente no muestren un cariño verdadero por los artistas gringos. Podría ser que MI Iturbide realmente no exista. Tal vez yo lo inventé, o es como todos los lugares si uno se tomara el tiempo necesario para mirar con ojo perceptivo y corazón sensible.