San Pablo de Labradores

Andanzas y Peripecias en Iturbide

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San Pablo de Labradores

El Gobernador Mier y Terán dispuso en 1714 el cambio de nombre del Valle de Labradores por el de San Pablo de Labradores, y que ya no dependiera de la Alcaldía de Río Blanco -hoy Aramberri- (Balderas Peña, p. 44).


El Alcalde Mayor y Capitán de Guerra de Labradores, Pedro Montes de Oca, repartió solares a los españoles que se establecieron en San Pablo, la mayoría de ellos residentes en Pablillos antes del ataque de los indios. Entre los beneficiados se encontraban: Juan Antonio, Cristóbal, Pedro y el Capitán Juan de la Peña (Balderas Peña, p. 45).


Ese mismo año principia a ejercer como clérigo secular Juan Antonio, después de él llegaron los franciscanos (p. 47).

Podemos estar seguros de que los colonizadores no encontraron minerales en la región, pues la descripción que hace Fray Simón del Hierro de la Misión de San Pablo, treinta años después (en enero de 1744), no es nada halagüeña: “La iglesia muy indigna por vieja e indecente; es de jacal muy roto, muy terrosa; las paredes muy desplomadas, que no pudieran sostener el techo si no tuvieran por dentro y por fuera muchos puntales; el confesonario no puede ser peor; los ornamentos viejos, indignos y puercos y todo sólo se puede comparar con lo peor ...” (Cervantes Aguilar, R. 1985. Fray Simón del Hierro, 1700-1765. UNAM. p. 104). En ese mismo reporte (misma página) Fray Simón “nos habla de un rosario de tumbas en el camino que baja de Santa Rosa al Ojo de Agua de San Pedro, entierros debidos ya a epidemias o ya al asalto de los nativos. Desde aproximadamente 1780 no encontramos en los Libros (parroquiales) de Labradores anotaciones de entierros por muerte de indios” (Gómez Danés, Monografías ...I, p. 3).


Fray Simón comenta que cuando pasó por la parte norte de la Misión de Santa María del Río Blanco (hoy Aramberri), tres años después (1747), para ir a acompañar a Don José de Escandón cuando éste fue fundando pueblos por Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), “los indios no quisieron venir” cuando se les llamaba, pero “se les dio tabaco y cuchillos, y ellos trajeron calabazas, frijol y caña” (Cervantes Aguilar, p. 144-9).


También hubo “gente de San Luis Potosí (que) debido a enfrentamientos con la Corona, (y la Santa Inquisición), emigraron hacia estos lares, encontrando refugio sobre todo en lo que hoy es Camarones y puntos aledaños” (Gómez Danés, Monografías … I, p. 4).

A inicios del siglo XIX, según el Censo de Población, los habitantes de San Pablo de Labradores eran 3,500 (Balderas Peña, p. 51).


La comunicación de Galeana con Monterrey, a través de la Sierra Madre Oriental, era por el “camino” descubierto por los guachichiles en el Cañon de Santa Rosa (Balderas P., p. 80).


“Si en 1802 se `funda´ la Hacienda de San Pedro, no es por merced real, sino por compra a antiguos propietarios mercedados. Pero ya hay gente habitando permanentemente, tanto en el Ojo de Agua, como en Santa Rosa y el Saucillo” (Gómez Danés, Monografías … I, pp. 4 y 39). La Hacienda fue erigida en Congregación en 1835 (Alvarado S., Repaso … , p. 34).

Guerra de Independencia y Primer Imperio

Seguramente podemos hacer muchas conjeturas de por qué la guerra para lograr la Independencia de la Nueva España no llegó a esta región del Nuevo Reyno de León como lo hizo en otras, pero probablemente algunas de las razones que puedan tener más peso sean: todavía no había adecuadas vías de comunicación hacia los caseríos que había en ella, éstos estaban a gran distancia unos de otros, y se encontraban en la pobreza. En tanto que para entonces algunos de los pueblos del interior de la Nueva España ya tenían largo tiempo de ser centros agrícolas, ganaderos o productores de minerales, por lo que tenían mejores caminos o carreteras que los unían.


Parece ser que los primeros efectos políticos de esa guerra los conocieron los pobladores de San Pablo de Labradores cuando el 3 de julio de 1821 las autoridades de Monterrey proclamaron la Independencia, y ordenaron a todas las poblaciones del Nuevo Reyno de León aceptar el Plan de Iguala.


Las autoridades de Labradores juraron la Constitución y nombraron Ayuntamiento el 8 de agosto de 1821, el cual tomó posesión de sus cargos el 20 de septiembre (Balderas Peña, p. 52). Entre los regidores de dicho Ayuntamiento, que fue presidido por Juan López Piñeyro como Alcalde, encontramos los nombres de algunas de las personas que años después (1850) aparecerán entre los primeros vecinos de la nueva Villa de San Pedro de Iturbide: Manuel Escobedo, Abelino Martínez y Ramón de la Peña (Balderas Peña, p. 53).


Para 1824, después de la caída del Imperio de Agustín de Iturbide (1823), los miembros del Cabildo de Labradores son: Manuel de Escobedo, padre del futuro Gen. Mariano Escobedo; Guillermo Martínez, José Manuel de la Peña, Abelino Martínez, padre del futuro Gen. Pedro Martínez; José Meléndez y otros.


Por esas fechas el Gobernador del nuevo Estado Libre y Soberano de Nuevo León era José María Parás Ballesteros, y la población de San Pablo de Labradores ya había llegado a 5,174 habitantes (Balderas Peña, p. 54); “había muchos campesinos independientes que contaban con pequeñas propiedades, pero no disponían con agua suficiente ni para sus necesidades familiares, como hasta ahora sucede” (P. 57). El comentario final es algo totalmente comprensible si recordamos que, en la actualidad, las empresas trasnacionales que cultivan papa y tomate en la región obtienen permisos de CONAGUA o apoyo de Agua y Drenaje de Monterrey con más facilidad que los campesinos locales.


En 1828 el Alcalde de San Pablo de Labradores, José Manuel de la Peña, solicitó al Gobernador Manuel Gómez de Castro autorización para utilizar los fondos de la Tesorería Municipal para comprar maíz en Montemorelos, pues en la región se registraba una crisis alimentaria por falta de semillas, debido a que la población del campo crecía y la mayo parte no trabajaba. Para el año siguiente esta crisis ya se había solucionado (Balderas Peña, p. 58).

Villa de San Pablo de Galeana

El 14 de febrero de 1829 el Congreso del Estado, de acuerdo con el Decreto No. 193, dispuso que el Municipio de San Pablo de Labradores fuera elevado a la categoría de Villa y llevara el nombre de San Pablo de Galeana. A partir de entonces se puso en práctica un programa de mejora de las vías de comunicación: se reparó el camino para Monterrey por la Boca del Río Pilón (hoy Rayones), el que iba por el Cañón de Santa Rosa hacia la Hacienda de San Pedro (Iturbide) y Linares, y los que conducen a Saltillo y Matehuala (Balderas Peña, p. 59).


Cuando el brigadier español Isidro Barradas desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas (1829), con la intención de reconquistar México para España, el gobierno mexicano pidió la cooperación económica del pueblo para movilizar al ejército. El Alcalde José Ramón de la Peña organizó una colecta y entre todos los habitantes de Galeana reunieron poco más de ochenta pesos, cantidad fabulosa en aquella época (p. 59).


A principios de los años treintas del siglo XIX la población de San Pablo de Galeana estaba creciendo rápidamente, en 1830 tenía 6,871 habitantes y el Censo de diciembre de 1831 reportó 8,473. Este crecimiento también se observaba en el medio rural en cuanto a la agricultura y ganadería (p. 60).


Abelino Martínez, al ser Alcalde durante dos períodos seguidos (1831-1832), inició la introducción del agua potable mediante tubería de barro adquirida en Montemorelos, desgraciadamente ni él ni su sucesor, Pedro de la Fuente, pudieron concluir la obra debido a que se presentó la epidemia de Cólera Morbus (Balderas Peña, p. 60). Dicha obra se concluyó hasta 1836, cuando volvió a ser Presidente Municipal José Ramón de la Peña (p. 62).


En el primer trimestre de 1838 se propagó otra epidemia, esta vez de Tifo, que dejó un saldo de 80 hombres y 86 mujeres muertos, por lo que muchas de las familias huyeron de la población.


En las graves epidemias que se registraron en Nuevo León por aquellas épocas, como el cólera, viruela, fiebre amarilla y tifo, los municipios del sur del Estado quedaban “a la buena de Dios”, pues en ellos no había ni médicos ni medicinas (Balderas Peña, pp. 62-3 y Alvarado S., Repaso … , p. 14).


La Invasión Americana

Cuando ya se acercaba el ejército invasor a Monterrey, los soldados que integraban la guarnición de la ciudad estaban divididos por todo tipo de rivalidades, debido a la anarquía que se había vivido en México desde la Independencia. A los fronterizos del noreste les llamaban los “boca de palo”, porque decían que habían perdido hasta la costumbre de comer; a los que llegaron con el Gen. Ampudia les pusieron “los polkos”, y a los de La Capital del país “los redentores” (Roel, S. 1963. Nuevo León: Apuntes Históricos. p. 146).


En la defensa de Monterrey, del 21 al 24 de septiembre de 1846, participó bajo las órdenes del Alférez Francisco Martínez Salazar un grupo de pobladores de Galeana y los hoy municipios de Iturbide y Rayones.


A la media noche del día 24 se firmó la capitulación de Monterrey y, mientras duró la ocupación de dicha ciudad por el ejército estadounidense, el Gobernador Francisco de P. Morales y el Congreso anduvieron errando por el sur del Estado, estuvieron hasta en Matehuala, S.L.P. El 30 de octubre de 1847 Morales decretó que la Capital Provisional fuera Linares (Roel, p. 150).

Derrota del Coronel Nay en el Cañón de Santa Rosa

El 20 de diciembre de 1846 parte del ejército invasor, a las órdenes del Coronel Nay, se dirigió por el Cañón de Santa Rosa al sur del Estado, pero fue derrotado por un grupo de pobladores de los hoy municipios de Iturbide, Galeana y Rayones que dirigió Don Francisco Martínez Salazar. El joven Alférez Mariano Escobedo capturó al pie del Cerro de la Bandera (a la entrada de la Villa) a los soldados norteamericanos que habían seguido avanzando hacia el sur (Balderas P. pp. 110-11).


La Segunda República Federal

Al período que comprende desde el 22 de agosto de 1846, en que el Presidente Interino José Mariano Salas restauró la Constitución de 1824, hasta que se cambió el modelo de gobierno al de una monarquía hereditaria, el 10 de julio de 1863, los historiadores le llaman la Segunda República Federal. Durante este tiempo México vivió de nuevo en el caos: entonces tuvo lugar el fin de la guerra con los Estados Unidos (2 de febrero de 1848), la Revolución de Ayutla contra “Su Alteza Serenísima” -López de Santa Anna- (1854-1857), y la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores (1857-1860).


Santiago Vidaurri encabezó a los nuevoleoneses que participaron en la Revolución de Ayutla en contra de la dictadura de López de Santa Anna, los hijos de la frontera fueron comandados por Juan Zuazua.

Los Comanches

Grupos de indígenas procedentes de Texas realizaron frecuentes incursiones sobre casi todos los pueblos del Estado de Nuevo León entre los años de 1848 y 1870. En sus correrías se robaban el ganado y en sus asaltos era notoria la crueldad con que asesinaban a los vecinos de estas comunidades, a quienes algunas veces se llevaban cautivos.


En un reporte de 1873 se informa que durante esos veintidós años los comanches atacaron veinticuatro municipios, algunos de ellos varias veces; en sus asaltos mataron a 338 personas, hirieron a 211, se llevaron cautivos a 93 y se robaron 1384 caballos (Roel, p. 200).


José Joaquín Herrera proclamó la Ley que creaba las Guardias Nacionales el 5 de julio de 1848, cuando fue Presidente de México (Balderas Peña, P. 111).


Los conscriptos de Galeana, y lo que serían Rayones e Iturbide, pelearon contra los indios rebeldes bajo las órdenes del Teniente Coronel Silvestre Aramberri y Mauricio Medellín (Balderas Peña, p. 112).


Como el noreste mexicano no tiene un pasado prehispánico ni un mestizaje tan arraigado como los estados del suroeste del país (Jalisco o Michoacán), tampoco tiene un folclore tan rico. De las correrías de los indígenas del norte por estos territorios sólo quedó como herencia cultural la influencia de la ropa de los apaches en las “cueras” o chamarras de los trajes regionales masculinos de Nuevo León y Tamaulipas, diferenciándose éstas entre sí por sus colores y el tamaño y ancho de las barbas. Con algo de ideología nazi se puede pensar que de vez en cuando resurge la sangre comanche en algunos de los habitantes de la región .