Los Muchachos Muy Machos y el Rapto de Bettsy

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Los Muchachos Muy Machos y el Rapto de Bettsy

Al finalizar la Revolución, además de la pobreza generalizada había gran descomposición social, pues muchas de las familias se habían desintegrado o vivían separadas. Hasta los “héroes nacionales” se asesinaban unos a los otros: Carranza, Zapata, Obregón, Villa, etc.


En Iturbide principiaron los gobiernos “revolucionarios” y los intentos de cacicazgo.


Los Eusebios y sus hijos no sólo andaban armados, sino que traían pistoleros. A quien quisiera escucharlos le recomendaban que el dinero que tuviera había de ser “hallado, jugado o robado, pero no trabajado”.


Las vidas y muertes de algunos de éstos y de sus “muchachos” no fueron precisamente “ejemplares” o envidiables.


Por ese tiempo sucedió el rapto de Bettsy, que era una de las dos maestras de la escuela del pueblo, y aprovechaba las vacaciones para visitar a su familia en Linares; por lo general iba acompañada por uno de sus hermanos menores.


Pepín había sido “mantenido” de doña Lupe, pero cuando ésta le negó sus favores porque ya tenía a Emilio como nuevo amor, Josesín se fue del pueblo por algún tiempo. Por la época que aquí se narra acababa de regresar y principió a pretender a Bettsy, pero ésta ya conocía su historial por lo que lo ignoró.


En cuanto comenzaron las vacaciones Joss tuvo un arreglo con Turo, uno de los “muchachos” de los Eusebios. Le dio dinero para que secuestrara a Bettsy, amenazara con un arma al hermano para que fuera a avisar del rapto a su familia, “depositara” a Bettsy con alguna de las familias de los ranchos que había por el camino, y luego se fuera a vivir por algún tiempo a Texas.


Días después él se presentó ante los padres de Bettsy a “pedir su mano”, pues como “todo un caballero” quería salvarla de la maledicencia

La Otra Celia ...

No se crea que la costumbre de ponerles el mismo nombre a dos niños o niñas en el pueblo, que tiene unos cuantos cientos de habitantes, es algo nuevo. Esto más de una vez a llevado a confusiones. ¡Cómo si no existieran el santoral o los listados de nombres!.


Hace un siglo Juancho era novio de Celia R. y cuando decidieron casarse pidió a sus padrinos, los portadores de la “petición de mano”, que acordaran con los padres de ella la fecha de la boda. Los muy distraídos oyeron el nombre y se dirigieron a cumplir su cometido, pero a la dirección equivocada: pidieron a Celia S. y los padres estuvieron de acuerdo en darla. Como Juancho era “hombre de palabra” apechugó y se casó. Los portadores no supieron de su error sino hasta años después.


¡Ah, no, pos´sí, qué ingrata!

Entre Marco y Miguel había una buena amistad, y hasta cierto parentesco político, así es que cuando el primero escuchó que había muerto un tal Miguel no lo pensó mucho para ir a dar el pésame a su familia, pero encontró al tal Miguel dormitando a la sombra de un árbol:

- ¿Y tú que haces aquí?

- Aquí vivo.

- ¡No que te habías muerto?.

- ¡Todavía no, que yo sepa!.

Una Boda Muy Sonada

Cuando llegaron los músicos los pasaron a la nopalera, porque en parte de ésta habían hecho la enramada, el rebaje y apisonado la tierra para que los invitados bailaran.


Todo iba muy bien hasta que principiaron los empujones, se oyó a alguna mujer gritar “ya hirieron a mi hombre”, y la tambora rebotó cuesta abajo entre los nopales.


Después de que se fuera parte de los asistentes y todo se tranquilizó, los que quedaron quisieron conocer cuál había sido la causa de lo ocurrido. Fue entonces cuando se supo la terrible verdad: Rafael, que andaba medio borracho, le había orinado los pies a Jesús, el novio.


Digan que Sí

A otra damisela del pueblo también la fueron a pedir y sus padres, no queriendo cometer el mismo error que los de Celia, le preguntaron:

- Vienen de parte del Tibu, que si te casas con él, ¿tú que dices?.


La respuesta inmediata de la cándida niña fue:

-Yo que sé de eso, ¡digan que sí!.


“¡Mera!, ¡Mera!, ¿pos´ésta?”, diría doña Matiana.

Regrésese, Señora

En lugares donde hay muy pocos hombres disponibles para el matrimonio, por las razones que sea, las mujeres todavía tienen opciones: emigrar, aceptar la castidad o ingeniárselas para atrapar alguno que esté a la vista.

Esta última fue la opción que Cuca eligió.


Juan era novio de Lupe, de hecho ella ya estaba esperando hijo y planeaban casarse pronto, cuando Cuca decidió que él era quien le convenía para jefe de su hogar.


Juan vivía en un rancho cerca del pueblo y los fines de semana visitaba a Lupe. Una de esas veces, cuando inocentemente iba ya de regreso para su casa, Cuca lo estaba esperando por el camino para irse con él.


Como todo hombre que valora su buen nombre, él rechazó la indecorosa proposición con un: “¡Regrésese, señora!”, pero fue tal la insistencia de ella que acabó cayendo en las garras de la tentación.