Una Niña “Muy Especial”

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Una Niña “Muy Especial”

“Mi tío Graciano, o sea éste (Armando muestra la foto), tuvo una hija que se llamaba … se llamaba Guadalupe. Él se casó con una señora … en Camarones … se casó con una señora que se llamaba Teresa, de la cual hubo una hija que se llamó Guadalupe.


Enviuda muy pronto, y se casa con María de Jesús, con ésta (señala la foto), de la cual no hubo familia. Ella crió a … a Lupe, la hija de Graciano, pero resultó muy … no sé como decirle … muy noviera … la mentada Lupe. Y mi tío Graciano … la casa … la casó con un señor que vivía en Las Anacuas, que se llamaba Mariano. Pero él … no veía con buenos ojos esas … de que fuera noviera y de que fuera alborotada” (Armando Torres, Monografías … IV, p. 39).

¿Democracia?

Como corrían límpidas y cristalinas las aguas por el arroyo, un día de verano se le antojó a Marica bañarse.

Se acababa de desnudar y meter al agua cuando vio que a unos cuantos metros pasaba distraído su compadre Pepe, por lo que no tuvo más remedio que gritarle: ¡Compadre!, ¡compadre!, no voltee que me estoy bañando.

No hay duda, era del pueblo, para el pueblo y … con el pueblo.

¡Naah … !

Hace algunos años (2005), al principiar los proyectos para el fomento del turismo en Iturbide, unos vecinos de la Villa decidieron acondicionar como áreas para acampar un terreno que tenían fuera del pueblo, pero encontraron que ya había quienes lo estaban utilizando como “Motel Drive-In”: Senderos y cajones bien delimitados para los coches o camionetas, condones ya utilizados, sobres, toallas y papel sanitario regados entre la hierba.


Para cerrarles el acceso desde el camino principal a los senderos, los dueños del terreno colocaron una hilera de piedras de entre 20 y 30 kilos, pero la siguiente vez que fueron encontraron que ya las habían movido hacia los lados.


Duplicaron la cantidad de piedras, y sucedió lo mismo.


Las volvieron a colocar, pero esta vez intercalaron algunos peñascos, y se acabó el problema.

¡Naah…!, ¡Ni que fueran tantas las ganas!.


Como dice el filósofo de La Loma: “Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos”.

Canto al Amor

Hay quienes dicen que en Iturbide “no anda el hambre, nomás el gruñir de tripas”.

Aunque se recuerden pocas ocasiones en que pueda decirse que fueron épocas de abundancia, las artes por las que más les ha dado a algunos de los sampetrinos han sido la poesía y la música.

Cuando Luis Alfonso tenía cuatro o cinco años compuso su primer “himno al amor”:

-¡Ay, amor, como me has ponido: ñango, ojeroso y entelerido!