Para Cortar Una Tormenta “¡Qué diantres!”, diría don Daniel. “Attention aux serpents” “Si on tue les serpents, c´est tout simplement en raison de la peur qu´ils inspirent. Les gens ne craignent pas l´animal en soi, mais ils sont terrifiés à l´idée de ce qu´il peut provoquer. Et c´est que, plus d´une fois, on a vu la pluie arriver et, avec elle, un gigantesque serpent qui détruit tout: églises, maisons … Beaucoup de gens y ont d´ailleurs perdu la vie. Il n´y a donc rien de surprenant à ce que, lorsqu´un serpent traverse son chemin, un villageois sorte un couteau et en finisse avec lui, là, tout de suite, tant qu´il en est encore temps. Si se mata a las culebras no es por nada, sino por el miedo que infunden. La gente no le teme al animal, le aterroriza lo que éste puede provocar. Y es que más de una vez ha llegado la lluvia y con ella una enorme culebra que todo lo destruye, iglesias, casas y hasta con la vida de mucha gente ha terminado. Por eso no sorprenda a nadie que, si en su camino se atraviesa una, un lugareño saque el cuchillo y termine con ella, allí y entonces, cuando aún está a tiempo. ¡Rayos y Centellas! Ya
en el terreno de los hechos físicos comprobables en la actualidad, si
cuando hay tormenta eléctrica usted está en el campo y alguien le ofrece
“traerle el rayo que cayó cerca”, no se sorprenda de que si acepta le
entreguen una pequeña esfera irregular metálica. Independientemente
de que nos hayan echado la maldición de “mal rayo te parta” o de que
actualmente haya varios pararrayos en el Pueblo, más vale que tomemos
precauciones cuando principien las tormentas eléctricas, pues en el
último medio siglo al menos dos personas de la Villa han sentido sus
efectos. Uno de ellos puede contar sus experiencias, pero el otro no
vivió para hacerlo. Primer caso: Según la versión más extendida, don
Jesús se había bañado y se iba a rasurar en el patio de su casa. Colgó
un pequeño espejo en el tronco de una palma que había allí y en ese
momento principió la tormenta eléctrica antes del aguacero, cayó un rayo
y lo fulminó. La
versión de una de las hija fue otra: Hacía poco que la Comisión Federal
de Electricidad daba servicio en el Pueblo y, para ahorrar un poste,
fijaron en la palma el cable que iba hacia la casa; su papá estaba
recargado en el marco de la puerta cuando principió la tormenta, y la
descarga eléctrica lo alcanzó. Segundo
caso: Años después, al principiar una tormenta hubo apagón en el
Pueblo, pero como Tonín estaba muy emocionado con el libro de aventuras
que leía en casa de su abuelita, para que le diera más luz se subió y
sentó en el alféizar de la ventana, pues las paredes son bastante
gruesas y de piedra. De repente oyó un trueno y para cuando recobró
la conciencia estaba acostado en el piso. Se levantó para ir a
contárselo a su abuelita, pero ésta ya estaba comentando parte de lo
ocurrido con sus hermanos, con lo que Toño acabó de comprender lo que
había pasado. En
la huerta de la casa había un nogal muy grande y viejo, y bajo éste una
bodeguita para guardar triques. Durante la tormenta cayó una centella
en la punta del nogal, le quebró algunas ramas y “rostizó” a varios de
los zopilotes que se habían refugiado en él. Cuando Tonio apareció donde estaban platicando los mayores, uno de sus tíos le dijo en broma: -¡Qué susto se llevaron las gallinas! -¡Y los pollos también!, fue su respuesta, antes de platicarles su parte en los hechos. Entonces
recordaron que de la casa iba un cable con electricidad a la bodeguita
bajo el nogal, y para que no estuviera colgando suelto alguien lo ató a
una de las ramas bajas. La caja del registro estaba por fuera de la
casa, junto a la ventana en que se encontraba Toño cuando cayó la
centella. |