“Amalados” -”¡Pala que me anda lice y lice, si ya estamos amalados!”. Celebración del Centenario En la actualidad este juego no sólo lo practican los particulares, sino que hasta lo juegan quienes representan algún tipo de autoridad formal. Cuente
usted cuanta gente sube a los juegos mecánicos, ya sea en las fiestas
de “La Fundación” o durante las patronales. ¿Será exagerada la protesta
de los dueños de dichos juegos al quejarse de que no sacan ni para pagar
a los empleados que les ayudan a armarlos y desarmarlos o para la
comida de sus propias familias durante los tres o cuatro días que están
en San Pedro?. Los
organizadores de las fiestas del “Centenario del Municipio” sabían que
los pobladores no contaban con muchos recursos, así es que “los juegos
mecánicos” sólo fueron unos “caballitos” que subían y bajaban al mismo
tiempo que se desplazaba la plataforma en que estaban instalados, en el
solar donde hoy se ubica la “Escuela Centenario”. Como
por entonces todavía no había electricidad en el pueblo, el dueño del
juego acordó con algunos muchachos que si impulsaban la plataforma, una
vez que ésta estuviera en movimiento podían montarse en los caballitos. Los
muchachos no sólo aceptaron la propuesta sino que lo hicieron con tal
entusiasmo que doña Pifa (Epifania), una mujer mayor, que ya estaba
sentada a mujeriegas en uno de los caballos cayó a tierra. Los muchachos
y algunos de los mirones celebraron la “hazaña” a carcajadas. Doña Pifa no se inmutó en lo más mínimo. Mientras se levantaba, sacudiendo el polvo de sus enaguas, aclaraba a los presentes: -Mila, mila, que almilación les causa, ¡hagan de cuenta que me caí de un bulo!. “Lecueldos de la Bola” Ella
comentaba con añoranza: “Fue una bola muy bonita, fuelon muchos culitos
y culitas” (curritos y curritas: gente elegante o fifís). El Tesoro de Pedro José Siempre bajaba y se iba por la cuesta de Las Alazanas. Hubo quien lo siguió, pero unas veces se les perdía para el rumbo de La Muralla y otras hacia La Cascada. Luego
dejo de volver y no se habló más de él, hasta que se encontró parte de
un esqueleto humano colgado de una cuerda cerca de una cueva, a la que
llamaron “la Cueva del Muerto”. Algunos
dijeron que habían ahorcado a Pedro José para robarlo, otros que era
alguien que andaba bajando un panal y que se le corrió la soga cuando lo
atacaron las abejas. Lo cierto es que de Pedro José y de su tesoro no se supo nada más. |